Va caminando y mirando hacia adelante,
cualquier noche, como muchas ocasiones antes. La cabeza llena de cosas, y
entonces empiezan a formarse los remolinos de ideas, la tormenta de
deseo y preguntas, de acusaciones y de orgullos.
Y entonces llega esta idea:
"Mire
el mundo, mire la gente, mire a la sociedad, mire cualquier grupo
humano, mire la cultura; lo que ha edificado, lo que ha construido y ha
mantenido, lo que ha ido mejorando o dañando; mire atentamente el mundo
por un buen tiempo.
Se
da cuenta, cada vez tenemos más cosas que celebrar pero cada vez
compartimos menos, cada vez tenemos más, pero sentimos menos.
Nuestras
sociedades son una cosa rara, da valor a las cosas y no a los momentos;
las primeras se dañan, se cambian, pueden durar cientos de años; los
momentos por el contrario son efímeros, duran lo que dura un pestañeo,
son intensos y se van, en si los momentos sumados componen cada vida,
momentos puntuales, o momentos que se estiran como los suspiros de un
enamorado o de alguien que ha llorado.
Desnude todo. Desnude a la sociedad, desnude a cada grupo humano, y no me refiero a quitarles sus prendas.
Me refiero a quitarle todas esas cosas que ha inventado, a todo esa parafernalia que ha montado para ser feliz, para sentirse parte de algo, para sentirse humano. Como si al nacer no lo fueran o tuvieran que pelear por ese derecho durante toda su vida.
Quítele fechas especiales, motivos de reunión, excusas para gastar y consumir, sobre todo impuestas por otros, casi nunca por las personas del común.
Quítele todo eso. Déjeles si desea sólo las fechas de cumpleaños, nada más.
Muchos
tal vez nos vamos a sentir desamparados, sólos, perdidos y rotos. Por
un tiempo, tal vez mucho o tal vez para siempre y vamos a llorar por lo
que nos han quitado, preferimos vivir con un velo que mirarnos desnudos
sin nada de esas cosas.
Ahora hagamos la parte más difícil, pero la más bonita y tal vez la más edificante.
Miremos
que podemos hacer sin todo eso, veamos que podemos compartir con los
que queremos lo que queremos y lo más importante, cuando queramos,
cuando nace esa necesidad dentro de nosotros.
Eso
es lo básico, ver que externamente no necesitamos nada de eso para
felicitar a alguien, o para darle un presente, sólo necesitamos nuestra
necesidad, que el corazón reviente el pecho cuando quiere compartir algo
con alguien. Que la mente no funcione sino para pensar en compartir, en
estar rodeado de algunas personas y en vivir esos momentos, así no haya
nada, solo palabras e instantes."
Seguía caminando, una sonrisa mezcla de la confusión y una pequeña certeza, iluminó su rostro unos instantes.
Las calles bullían de gente y de cosas, como toda ciudad que cobija y asusta a la gente.