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viernes, 11 de octubre de 2013

De Ángeles II

Estaba de noche, era un poco tarde ya, mi tía me pidió que la acompañara a tomar el colectivo, quise aprovechar y dar un pequeño paseo a Princesa "la grande", ya estaba hecho, fuimos, dejamos que mi tía abordara y nos dispusimos a regresar.
Por aquel entonces la calle que marcaba el regreso de la avenida principal hacia la casa, estaba siendo reparada, el asfalto había sido levantado, se llevaban a cabo reparaciones en algunas tuberías y se encontraba intransitable, así que la recubrían con fibras plásticas de color verde y azul de un poco más de 1,80 de altura. Las calles estaban solas, con mi tía pudimos notar que no había nadie, ¡nadie!, ni siquiera en la pequeña cabina de vigilancia —que se supone debía tener un vigilante—, que se había dispuesto para velar por las máquinas y las herramientas. Solo se podía transitar por el andén, que quedaba convertido en un corredor un poco angosto. Tal circunstancia a esa hora, me ponía en desventaja, solo en caso de que alguien quisiera hacernos daño, a mí y a Princesa, aunque era improbable que ocurriera...
¡Sorpresa!, ocurría, mientras regresaba sentí que alguien nos seguía, y con algo de sigilo logré ver que un hombre, talvez más bajo que yo, se acercaba hacia nosotros con disimulo, pero con suficiente prisa, era obvio que quería alcanzarnos, al entender la situación, solo pude pensar en Princesa, si permanecía junto a mí, lo más factible es que en aras de protegerme, se llevaría la peor parte, así que, mientras avanzábamos estiré mi mano para soltar su correa y permitir que se fuera, ya vería yo como sorteaba el impase. y Justo en ese instante sucedió.
antes de que lograra soltar la correa, y con el sujeto a escasos centímetros de nosotros, apareció él, era un hombre alto, por lo menos medía 1,85, no era muy robusto, pero tampoco muy delgado, aunque el traje de vigilante que usaba parecía quedarle corto, su gesto era amable y su caracter tranquilo. me saludó cordialmente, me preguntó si todo estaba bien, y tras un corto cruce de palabras y de que yo le diera las gracias, me deseo buenas noches.
Un suceso casual, se puede pensar, pero...
solo unos segundos antes mi tía y yo habíamos pasado por el mismo lugar y no había nadie, insisto, ¡¡¡nadie!!!, mi tía tomó el colectivo casi de inmediato, por lo cual no hubo demora, ni tempo para que el "vigilante" llegara a ese punto, lo que parecía un inminente asalto, cambió de repente al encuentro con aquel bonachón vigía, ya que el tipo que nos seguía, cambió bruscamente de dirección, parecía más que frustrado, asustado, ¿y acaso quien era aquel "vigilante"?, Princesa lo supo al instante.
Y es que la noble Pastor Collie, quedó impactada al verlo, no ladró, pero tampoco se asustó, solo quería seguirlo mirando. Luego de que me despedí de aquel "hombre", Princesa no parecía querer regresar, halaba la correa en dirección al "vigilante", y no le quitó la mirada un solo segundo, recorrimos una distancia de aproximadamente 150 o 200 metros, y continuó mirándolo —aunque yo ya no veía a nadie—, con sus orejas erguidas, muy alerta, como sorprendida, y su cola siguió moviéndose, aún después de haber entrado a casa, ella durante un rato más estuvo cerca de la puerta, luego se tranquilizó y se fue a su cama, mi asombro sigue intacto, solo la ví reaccionar así aquella noche, y difícilmente olvidaré aquel extraño suceso. Dicen que algunos animales pueden ver a los ángeles, Princesa, a mi parecer lo hacía, o así me lo hizo sentir y entender ella. 

Hasta la próxima, y gracias.


juanjah9@gmail.com

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